viernes, 19 de diciembre de 2008

Primavera Club

El primavera club lo consideraba yo el anti-festival. Con el único reclamo musical conocido de La Buena Vida (Soidemersol es con diferencia el disco que peores recuerdos me trae junto con el Manta Ray y Corcobado -yo no existo hoy, nada tiene que ver conmigo-), Wave Pictures y Hefner, no me hacía precisamente ilusión volver a viajar el fin de semana. Pero no fue sólamente el festival lo que hizo que pasase uno de los mejores fin de semanas del año.
Llegué a la calle Princesa en el Alsa y decidí que "Dos policías" era buena opción para saludar a Madrid. Caminé hasta Callao escuchando a Los Punsetes y un poco a Triángulo, pero en cuanto bajé al metro, me puse Escuela de zebras. Disfruté mucho del paseo.

Despues de merendar y leer el increible CV del Dr. G-Lups en su casa de Pirámides, ya en la Joy, La Buena Vida estuvieron correctos. Pero, ¿cómo podría ser de otra manera?. Esta gente ya no tiene edad para salir al escenario con las camisas sin planchar. Si la orquesta no suena desafinada y no se equivocan entre mi menor y la menor, no hay posibilidad de comentar demasiado. LBV no son Animal Collective, ni, por dar más argumentos, El Niño Gusano, ni LE MANS, ya querrían. Pero bueno, no me afectó tanto escuchar esas canciones despues de tanto tiempo (bueno, es que de muchas ni me acordaba, casi que sólo de la primera). Afortunadamente no hubo bises.
Despues, Eli "Paperboy" Reed y los True Loves me brindaron el primer concierto de soul que veo en mi vida, y fue más heavy que Sepultura en 1996. Impresionante demostración de poderío con unas buenas sobredosis de una voz que es un portento, un guitarreo brutal y vientos poderosos. Nos subimos a verlo a los palcos del teatro y disfruté tanto que no quité ojo en todo el concierto. Justo cuando estaba grabando el final de la actuación con mi cutre-cámara algo me golpeó el costado y era la baqueta que había lanzado el batería que, por cierto, estaba destrozada.

Despues rápidamente marchamos al Nasti a ver como Abe Vigoda le rompían los oídos a las no más de 25 personas que estaban viéndoles tocar. Presidiendo sus distorsiones africanas (eran todas iguales, pero molaban), este peluche que aparece encima del amplificador. A mí los 15 minutos que vimos me gustó, aunque el sonido era malo malo.
Más tarde, entre las croquetas de Fuencarral, las patatas de Patatín, el Naranja y la cola del Ocho y Medio (no llegamos a entrar) pasé una gran noche. Todo fue culpa de Eli Reed y de la ginebra.
Al día siguiente me levanté con resaca en la glorieta de Pirámides.. y el Dr. G-Lups me torturó con una visita, mochila al hombro, a un carrefour que NO estaba tan cerca. Llovía y yo estaba jodidillo. El ibuprofeno tardaba y tuve que recurrir a a la carne roja y la cerveza para entrar en calor.

Creíamos una multitud para ver a The Wave Pictures a las 5 de la tarde, y resulta que fue un concierto ante 50 personas. Mejor imposible. Dada mi pericia con el inglés y el hecho de estar en primera fila, le trasmití al cantante todas mis ocurrencias, y fue super divertido. Aunque se dejaron sin tocar algunas de las pocas canciones que les conozco, lo que en principio iba a ser un concierto de pop molón y personal estilo Hefner, por momentos se convirtió en blues cañero lleno e guiños entre los músicos y aquí, con la ayuda de Jack Hayter, guitarra de Hefner, fue donde David Tatterstall se sintió más cómodo y más se divirtió. Como me dijo un día un amigo, Wave Pictures son como Hefner pero con grandes solos de guitarra. Y, según dijo David, el cantante, muy apenado, "en Inglaterra odian el blues por culpa de Eric Clapton".

Darren Hyman y Jack Hayter, Hefner, cantaron, a renglón seguido, sus himnos con la ayuda del público desde el principio y, desde la cuarta o quinta canción, de la parte rítmica de The Wave Pictures. Estuvo de lo más entretenido. De hecho, era la primera vez que escuchaba The Sad Witch, o sus tres legendarios himnos, o sea, el himno al servicio de correos, el himno al tabaco y el himno al alcohol, en directo. En la primera canción, the Hymn for the alcohol, Darren, aún sólo, dejó su guitarra a un lado, se bajó del escenario (bueno, lo de bajarse es un decir, porque el escenario del Nasti tendrá un desnivel de 15 cms.) y cantamos todos con él ese mítico estribillo. Don’t start me on the rum, Just because it makes me numb. Start me on the whiskey I know whiskey is his drink. You never drank it with me but now you drink it with him, I’m not good enough for whiskey, not good enough for you.
Y a ese gran momento pertenece la foto de cabecera de esta entrada.

Después de estos coniertos de media tarde y ya bastante perjudicados con tanto himno al alcohol y tantos gintonics a 7 euros, totalmente felices de la vida (yo el que más, creo), nos fuimos Zara Kebab el Dr. G-Lups y yo de aquí para allá, y vimos por partes iguales a Mark Lanegan & Isobel Campbell, al Madrid vs. el Barcelona y a Giant Sand. La verdad es que estos últimos conciertos no pudieron ser vistos desde una perspectiva objetiva ni siquiera clara.

Cenamos por Huertas, jaleamos a Samuel y a Leo en uno de los bares más cutres que recuerdo (con una ensaladilla en platito como a 7 euros), desvariamos alegremente, y nos encontramos con los dos Osos, que nos brindaron cañas, mejillones y croquetas de morcilla.
Y cuando ya, de puro agotamiento íbamos a volver a Pirámides, nuestro gran amigo Jaleo nos dijo: venid un segundín a este bar que se llama la Antigua y ya os vais. Y allí nos quedamos cantando canciones de Rafaella Carrá, Nino Bravo, La Bola de Cristal, Emilio Aragón y demás glorias hasta que nos echaron.
Glorioso fin de semana.

Joe Crepúsculo: "Cariño, he encogido a la música"

¿Qué tiene Joe Crepúsculo?. Y es que Joe es una cosa rara muy pero que muy rara. Capaz de desbaratar tus principios y tu cultura musical en un periquete, te hace sentir un bicho muy raro y plantearte la esencia de este mundo musical español cruel y maravilloso en el que Amaia Montero vive de ello y en la tele se vende que Miguel Ríos "vuelve" como si fuese una gran noticia. Como dijo espontáneamente ZaraKebab, "¿ah, pero, se había ido?".

Pero no. Joe atraviesa esta reflexión tan tópica con la ayuda de los cuatro elementos y se queda tan ancho. Está por encima de ese recelo del undergroung hacia el show business. Joe convierte, sin superpoder mayor que el que le otorga su espada de damocles, a sus coetáneos del underground indie, Klaus&Kinski, Los Punsetes y Triángulo de Amor Bizarro (mis favoritos en mucho tiempo) en insignificantes clics de Famobil. Y lo hace desde su casa, y, lo que mosquea más, sin pretenderlo. Y sin costar un duro. Porque los discos de Joe no cuestan un duro. No cuesta un duro hacerlos y él los regala en su web. No es mala promoción ésta del indie patrio coetánea a Joe, pero él los mea a todos, y su pis, lejos de molestar, les cae a todos como agua bendita.

El otro día mientras cenaba una combinación de fritos en la cocina de mi casa me preguntaba, ¿será Joe capaz de ser reconocido, con el tiempo, por una mayoría?, ¿diremos alguna vez que Joe cuando era joven hizo ésto y aquello?, ¿pasará a la historia de la música española? ¿llegarán a conocerlo (ya no digo gustarles) mi madre, mis tíos, mi hermana pequeña, mi abuela?. Y, realmente, en ese momento sentí que estaba planteando una cuestión de lo más filosófica, y me sentí un tío inteligente, cosa que sólo me ocurre cuando intento explicarme algo que se me presenta como inexplicable. Y todo esto tan surrealista gracias a Joe.

Esa misma tarde, antes de comprar esos fritos, iba por la calle, un frío espantoso, escuchando a Joe. E iba sonriéndole a la gente, y la gente se fijaba, ¡coño! un tío que va por la calle sonriendo. Fui al supermercado del corte inglés, me pasé como media hora mirando lenguas de cerdo y demás frikadas a un euro, y eso que ya no fumo porros. Lo que estaba haciendo en realidad, era escuchar a Joe. Porque la música de Joe, como el jazz, te permite hacer varias cosas a la vez. Estaba tan feliz que decidí ir hasta El Árbol para comprar esas croquetas caseras tan buenas que hacen y que no tienen en el corte inglés. Y mientras me las comía me preguntaba esas cosas tan profundas.

¿Pero por qué demonios me gusta tanto Joe? ¿¿¿Por qué???. Estoy confundido. Si Joe Crepúsculo suena cutre, "chatarrero" como he leído (que lo hace, como cuando Calamaro sacaba discos de 100 canciones) entonces, ¿por qué cada vez que lo escucho creo que me suena el móvil?. ¿Eso no debería pasar en los discos de Muse o de U2?. Debo ser muy ignorante.

Amigo Invisible


La próxima noche del 5 de Enero mis amigos y yo celebraremos el amigo invisible.


lunes, 15 de diciembre de 2008

Un buen concierto entierra otro buen concierto


Como diría Aznar, ay omá vaya coñazo que pienso soltar. Despues de un mes sin actualizar resulta que de repente vivo en pecado, aunque antes quizás pecaba más, que soy un trabajador más que se levanta puteado por las mañanas como un hombre de bien y que incluso me he ido de compras y tengo jerseys nuevos -odio ir de compras pero cuando voy, una vez cada dos años, curiosamente quiero comprármelo todo-. Entre medias de tanto cambio he ido a un porrón de conciertos y he descubierto una vez más que un buen concierto entierra otro buen concierto y así se pasa la vida.

Hace siglos vimos a Maga sin saber que eran ellos y fué tan decepcionante que acabé dándole al pacharán. Despues vimos a Russian Red y me aburrí como una ostra. Para folk dame algo yanqui y no una madrileña que canta bien, pero menudo tostón. Inciso - Aún así, Laika forever, que yo soy un muermo -.

Y hace ni se sabe fuimos Zara Kebab y yo a un día de la segunda edición del CuVa (Culturetas Vanguardistas... por lo menos) en Santander. Al llegar al estupendo Palacio de Festivales bajo la lluvia, había un charla-coloquio-mesaredonda hipercómica sobre, en teoría, la organización de un festival. Un tal Jose, con su sombrero pirata estilo Fito, contaba sus historietas con la SGAE y no cesaba de repetir que él "no se bajaba música de internet" y que la juventud no sabía "a qué olía un vinilo", y que él escuchaba vinilos y cedés "que le acompañaban a todas horas mientras hacía sus trabajos" (que por cierto, no dijo qué trabajos, quizás se refería a hacer amigos en el Tuenti ó a comentar vídeos de Víctor y Ana en el YouTube, o qué sé yo). Zara Kebab se quedó con muchas ganas de hablar de la cantidad de gigas que ella se había bajado, de las maravillas del soulseek (ella es de las que sigue utilizando el soulseek) e incluso levantó la mano, pero desafortunadamente no hubo tiempo para más.

Despues de este momento tragicómico vimos a cuatro grupos.

Nos sentamos en segunda fila en el anfiteatro de lujo que es la Sala Pereda, con el escenario por debajo de nosotros y a escasos cinco metros. O sea, inmejorable. Como siempre, pensábamos, PJ Harvey, Joe Crepúsculo -Joe Crepúsculo es DIOS-, Pixies, qué genio nos gustaría que apareciese por allí.


Y aparecieron los Franz Ferdinand de Santander, Stereotypo, y Zara Kebab no dejaba de decir que "estos la lían parda en la carpa el próximo FIB, ya verás" y yo creí que lo decía de coña, pero no era así. Trajes negros, corbatas blancas, bases pregrabadas que habían pedido prestadas a Dover, dos guitarras y un batería, y canciones calcadas a FF (y una a Interpol). Eso sí, su concierto se convirtió en una fiesta como prometía el panfletillo del programa.



Despues les tocó a Secret Society, pero no triunfaron porque no era el día aunque hay que reconocer que el muchacho canta bien y toca bien, y sus canciones no están del todo mal. Pero despues de Franz "Stereotypo" Ferdinand no pegaba y además Secret Society es uno de esos grupos que tienen pinta de enganchar más en disco que en directo y eso es MUY MALO.

Más tarde, despues de unas pulgitas de jamón y tercios de Mahou a 2 euros rodeados de vejetes (cosa que agradecí, ya que en Russian Red en otro teatro eran todo niñas modernas de colegio de pago), tocaron El Columpio Asesino, y yo aluciné un montón. Nunca los había oído y me imaginaba más rollo El Canto del Loco con un toque circus. Pero no.

La mala vida. Un sonido brutal, un guitarrista que se había metido muchas cosas por la nariz y tardó como 5 canciones en encontrarse, un bajista chulo, el Novoselic de Navarra, una rockera pamplonica vestida de negro y con medias de estas molonas que aporreaba los teclados, un batería cantarín más jevi que yo qué se, un percusionista con sombrero que tocaba la trompeta (de ahí me saqué yo el rollo circus, de la foto del panfletillo), etc etc. Y cómo sonaba aquello. Al final tocaron una versión de Vamos de Pixies y creo que es la mejor versión que he oído nunca. Y uno de los conciertos que mejor sonido y más alto recuerdo. Cuando salí a por mi pulga de jamón y mi Mahou repetía que aquel era el mejor concierto que había visto jamás. Fue impresionante.

Pero un buen concierto entierra otro, y despues salieron Low, un grupo de canciones preciosas y muy singular en directo. Me bajé a pié de escenario, apoyé mi cutre cámara en el borde mientras Alan tocaba Murderer, pero de los nervios y la emoción me puse a sudar como un pato. Me imaginaba a un enorme bouncer con pinganillo echándome a patadas del lugar. Cosas del super yo.


Le hice unas cuantas fotos y volví corriendo muy agachado y apurado a la segunda fila. Un momento mágico, porque yo soy muy flipado y mi vocación frustrada es la de periodista y fotógrafo. Una gozada.

Despues, tocó aguantar a dos idiotas que hacían comentarios entre canción y canción, y me dió mucha verguenza ajena. Zara Kebab se emocionó mucho en el concierto, sobretodo cuando cantaban Alan y Mimi a la vez. Era muy bonito, pero creo que casi nadie lo entendía. En fin, que a mí me dieron un poco de pena (cuando algo así te da pena he aprendido que el que realmente se da pena es uno mismo, y lo tengo asumido: ¿por qué habrían de darme pena unos señores que se dedican a lo que precisamente me gustaría dedicarme a mí, y que son considerados por mucha gente como unos genios?). Pero Mimi parecía aburridísima y Alan el pobre parecía que estaba en la misa del gallo. Lo único que dijo en todo el concierto fue, "es maravilloso estar aquí, en esta ciudad, ¿no oís las olas del mar?. Es el aliento de Dios". Pero es que, en Santander, lo más popular es Bustamante, y despues, la Fuente de Cacho (que está guay si hay calimocho o cerveza aguada de por medio, que yo soy del Racing, oigan, que me he pasado media vida en Santander,... aunque la gente sea de lo más stranger por allí,... y no es que yo viva en New York,... yo vivo en VALLADOLID).

Nos fuimos tratando de averiguar en qué hotel se quedarían Alan y Mimi, imaginándonos que se meterían en la cama y Mimi leería un poco y Alan vería unos capítulos de alguna serie de mormones, y llegamos al único bar indie de Santander, y allí nos topamos, cómo no, con los grandes triunfadores de la noche, los Stereotypo.

Una semana despues, o sea, el viernes pasado, fuimos a Madrid a ver el Primavera Club, y yo no tenía ni putas ganas. Pero cómo me lo pasé. Como un enano es poco. Cuántos gintonics bebí, qué bien me sentaron, cuántas canciones bailé y cuantas canté, como colofón, en un bar-superfiesta llamado La Antigua, donde ponían La Bola de Cristal, Nino Bravo, Camilo Sesto, Marisol, Rafaella Carrá, y un sinfín más de canciones que poco tienen que envidiar a OMD y otros grandes grupos del synth-pop de aquellos 80´s.

Los conciertos del Primavera molaron mucho, pero otro día los cuento... Sólo comentar que este señor enterró a Low, a todos los mormones, a Bustamante, a Marisol, a la Carrá y a El Columpio Asesino sin inmutarse.

lunes, 17 de noviembre de 2008

Juegos de preescolar con Mike Skinner

Lo mío no es el hip hop, pero me encantó el concierto de The Streets en Madrid. Los ví en Barcelona hace unos años, y no tuvo nada de nada que ver. Allí parecieron desorientados y medio pedos. Pero el sábado dieron un gran concierto en la Joy Slava en lo que fue la primera vez que tocaban en Madrid. La actuación fue claramente de menos a más y nos lo pasamos como enanos. Empezaré con la única cosa mala: el sonido fue regular. Pero si lo demás mola uno se acostumbra y se la pela bastante y si la actuación va a más el sonido malo se nota menos y parece que incluso mejora. Aunque en canciones como Everything is borrowed o It´s too late fue bastante malo y en Has it come to this (aunque Mike Skinner ya empezaba a divertirse), también. Eso fue, como digo, lo único malo.

Lo bueno, muchas y variadas cosas. La mejor, algo muy inusual en un concierto: la gran comunicación entre artista y público. No recuerdo algo igual de divertido en un concierto de este calibre. La Joy (nunca había estado) es un teatro estilo Koko en Londres pero bastante más pequeño, y Mike Skinner se dedicó a señalar con el dedo (que en otras circunstancias es de mala educación y en estas es de buena) a quien le hacía gracia del público, y les decía cosas. Repartía cervezas, pedía porros, y la gente encantada. Al principo, más en general, se dedicó a pedirle a la gente que se despertase y a provocar haciendo gestos de irse a la cama, aunque yo creo que en realidad esto se lo decía a sí mismo, porque el papel de un tío como el Skinner, pretendiendo que todo el mundo se lo pase teta, tiene su mérito y requiere de un buen esfuerzo.

Despues ya en caliente se dedicó a vacilar con algunas chicas en plan ligoteo y con algunos chicos a los que parecía conocer y se animó a hacer juegos de preescolar pidiendo al público que se agachase (esto fue genial) en un momento determinado, que contasen al revés, que diesen cuatro saltos en medio de una canción, que se quedasen quietos (en plan congelados) en medio de otra o que diesen cuatro gritazos en el estribillo de Has it come to this. Al final terminó metiéndose entre el público para alcanzar a un tío tocho que había justo al final de la pista, haciendo el animal, saltando sin parar, presentando con algarabía a su banda y agradeciendo que hubiésemos comprado la entrada para ir a verle. Gran actitud la de este chaval que nos contagió a todos.

Otra de las cosas que me sorprendió muy gratamente fue que tocara con una banda en directo en la que sólo estaban pregrabados los arreglos de viento y cuerda, algunos samplers y para de contar. Batería, bajo, guitarras, teclados, y los dos raperos (el negrito se lo estaba pasando bomba y cada estribillo se lo cantaba a alguien del público con una enorme sonrisa). La escenografía también fue muy bonita con el fondo cambiando a cada canción.

Y el repertorio, pues fue un grandes éxitos. No eché de menos casi ninguna, hit tras hit, las conocía todas (o casi), y aunque es difícil cantar en un concierto así salí sin voz, sudado y muy contento. El bis fue espectacular con Turn the page, Heaven for the weather y Fit but you know it. Antes habían caído Weak become heroes, Could well be in, Dry your eyes, Too much brandy, Let´s push things forward, Blinded by the lights, Has it come to this o It´s too late, o sea, que para entusiasmo general se centró en sus dos primeros discos.

Cheers Mike!

miércoles, 12 de noviembre de 2008

Escupir al cielo y mi legado hippie (odio a los hippies) o Las mejores cosas de la vida son gratis

Por primera vez (y espero que última) este mi blog se va a disfrazar de aquella lamentable serie de entre los 80-90 en la cual un tontocoño escribía por las noches en su computadora de la época las lecciones que le enseñaba la vida (sic). ¿Cómo se llamaba la serie?. A ver si alguien se acuerda y me lo recuerda.

Cosas del dinero. Si algo he aprendido en las últimas horas (sic) es que uno no puede ir por la vida de romántico, de desprendido, de hippie (odio a los hippies). Ser bueno es escupir al cielo. Al final, cuando alguien no sea igual que tú y te duela, harás un bonito reproche y aquello te caerá en la cara. Y no quiero decir que lo contrario de ser bueno sea ser malo. Lo contrario de ser bueno es ser realista, vivir en un mundo donde lo que importa es el saco donde metemos nuestros enseres y nuestros billetes. Lo demás es muy bucólico pero acabarás con la cara llena de salivazos. Y no es que yo sea siempre bueno, ni mucho menos. A veces (quiero pensar que pocas) soy un cabrón y otras, que es peor, un gilipollas.

O sea, que cuando uno se siente incomprendido por algo pero no hay tu tía a hacer entender tu punto de vista y de repente te cae una mierda del cielo, lo mejor es asumir la culpa. Aunque sea injusta a todas luces. Como dicen sabiamente los de Astrud, en cosas de dos es siempre más fácil cargar con la culpa.




Y estoy refiriéndome a la pasta. "Con lo que tú me debes voy a hacerme rico", cantaban Los Planetas, que son los maestros en reproches.

En este vídeo también de Los Planetas dejo mi legado hippie y mi frase lapidaria (espro que del lustro). Alegrías del Incendio no es ni de lejos su mejor canción (se me ocurren 20 mejores de aquí a China) pero el vídeo me emociona. Aunque el mensaje es muy bonito a lo mejor a mi hermana pequeña, que aún va al cole, el vídeo le parecerá un tanto "graciosillo".

NO, CLARA, NO ES UN VIDEO X NI NADA QUE SE LE PAREZCA (bueno un poco sí que se le parece). DALE AL PLAY
He aquí mi legado hippie y mi frase lapidaria:
"Las mejores cosas de este mundo son gratis".
(Eso sí, como me jodas el ipod ya me estás comprando otro, claro. Cada uno mete en su saco lo que le da la gana).

miércoles, 5 de noviembre de 2008

Off To Alaska

I might be broke but I'm not fist busted


Última hora: El lado oscuro nos advierte sobre la letra pequeña en las eleciones de ayer en yankilandia: se ha prohibido el matrimonio gay en California (con los demócratas arrasando), Arizona y Florida. Algo que celebrar para la Palin. Y ya empezamos con los bluffs.


Segunda actualización: definición de la DEPRESIÓN:


domingo, 2 de noviembre de 2008

Adoración, La Ola, Happy Together

Y el último día ví tres películas:

Una buena, Adoración, que cuenta los orígenes de Enjuto Mojamuto, sus vínculos con el mundo árabe y cómo un día que estaba offline meeting real people -porque internet no funcionaba-, quemó una mini SD con un vídeo en el que su abuelo le prometía que internet nunca dejaría de funcionar.

Otra buena pero menos, La Ola, que va de los chicos de 90210 que, cansados de enrollarse y divertirse, se compran camisas blancas y vaqueros y se visten así para acabar con el qué me pongo hoy, y al final Steve Sanders se vuelve loco, se pone a hablar en alemán y se pega un tiro porque Donna traiciona el pacto y se pone un top de color rojo..

Y la úlima, la lamentable Happy Together, -buen ejemplo de cómo invertir en vergüenza ajena-, cuenta la estupenda historia de unos ricachones tontocoños que hablan en flamenco y que mamonean sin sentido hasta acabar todos muertos.

Y la ganadora, según Juanjo Puigcorbé y otros entendidos, fue Estómago, homenaje a Pretty Woman que demuestra que el canibalismo es buena opción para hacer amigos si eres un tío gracioso. La segunda, Espiga de Plata, fue el telefilme argentino El Frasco, que es en realidad una espléndida película sobre cómo los calvos follamos fatal pero conducimos de puta madre.

El año que viene, más diversión.

viernes, 31 de octubre de 2008

El Frasco & La Ventana

Penúltimo día de cine y menos mal, porque estoy ya un poco saturado de historias. Aunque inteligentemente la organización programó las películas más densas y pretenciosas los primeros días, se hace largo.

La primera película de hoy me ha decepcionado un poco. El Frasco, del argentino Alberto Lecchi, parece casi un telefilme. Es la primera película que veo que recomendaría ver en la tele porque estéticamente es normalita. Eso daría igual en una película divertida, creíble, con chispa. Más que divertida, diría yo que esta lo pretende, pero se queda en entretenida (que no es moco de pavo). La historia es poco creíble. Mi opinion sobre las comedias románticas es que lo cómico ha de casar con lo romántico; los chistes deben salir de situaciones ingeniosas, y aqui no lo acabo de ver. La chica parece demasiado tonta al no darse cuenta de nada. Y el guión en mi opinión es inconsistente, está cogido con alfileres. El pasado de los protagonistas permanece oculto hasta muy al final y me parece forzado cuando se desvela, los actores secundarios no existen (aparte de unos colgaos que serían terciarios, si se puede decir así), no dicen nada y los dos actores principales parecen españoles (lo hacen sólo regular). Aún así, entre tanta tragedia griega se agradece muchísimo el hecho de que sea una comedieta amable y optimista, que ya era hora. Sólo por eso merece la pena la hora y media que dura.


La Ventana es otra cosa. Tambien argentina, de Carlos Sorin, es visualmente preciosa. Son lo pequeños detalles los que la hacen redonda, a diferencia de la anterior. Abre y cierra con unos soldaditos de plomo dentro de un piano y con un sueño del protagonista. Pero tambien los actores lo bordan, desde el primero a último, y la historia por sencilla no deja de ser bonita. Dura poco (esto se agradece mucho), se hace corta y pese a que cuenta algo objetivamente triste, es alegre. Muy buena.
Mañana más.

jueves, 30 de octubre de 2008

Villa & Desierto Adentro


Hoy Jueves ha sido un día duro en la Seminci. No dormí demasiado anoche y lo he pagado en la segunda película, la de las 12:30. Tambien me olvidé las gafas y me senté bastante más delante de lo habitual, con la mala suerte de que en la primera película la cámara no para quieta, y acabé mareado.
Villa, la peli de las 9:30, es una producción argentina dirigida por Ezio Massa y ambientada en un ghetto de Buenos Aires, de nombre Villa. Comienza con la ceremonia de apertura del mundial de Corea y Japón del 2002 y finaliza despues del primer partido de Argentina.

Dicen que es una película sobre fútbol, pero en realidad el fútbol es sólo una excusa para retratar una forma de vida marginal donde es fácil acabar con un arma en el bolsillo. El guión, eso sí, lo sostiene el fútbol: paralelamente a la realidad está el mundial y los personajes tendrán que ideárselas para conseguir ver el partido de Argentina ya que no tienen televisión propia. Al final lo lograrán de diferentes maneras, que serán indicativas de sus maneras de ser y de su grado de conflictividad. Está contada a gran velocidad y cuenta sólo con dos actores profesionales, los demás personajes son vecinos del lugar. Me pareció un poco sosa hasta el final, que gana muchísimo en tensión. No me acordaba del resultado final del partido y no quería ni imaginarme que podría pasar si Nigeria ganaba. De todas maneras, aunque Argentina ganó finalmente 1-0 con gol de Batistuta no había final feliz posible.

Para entender los porqués de tanta oscuridad en Desierto Adentro, la segunda peli de la mañana, habría que pasarse un año entero encerrado en un pozo con su director, el mexicano Rodrigo Plá.

No recuerdo una película más siniestra en cuanto a la ambientación y la fotografía, más oscura. Se desarrolla casi al completo en el medio de la nada, en el más absoluto aislamiento, un desierto mexicano donde la imaginería apocalíptica y la superstición ocupan los únicos lugares importantes. Cuenta de manera despiadada y cruel el infierno personal de un hombre atormentado que va enloqueciendo poco a poco a través de la culpa y termina por ser verdadero culpable. Desierto Adentro describe el fanatismo religioso como el más autodestructivo de los fanatismos, que puede llegar a hacer estragos en la persona equivocada y arrastrar a toda una familia.

miércoles, 29 de octubre de 2008

Estómago

La mejor película que he visto hasta ahora en la Seminci se llama Estómago. Por su sencillez, naturalidad, ¡y porque la comida está buenísima!. El festival va mejorando día a día y los tubos franceses han quedado definitivamente atrás. Qué alivio.

-Esta vez no cuento el final, aunque lo parezca. Pero si vas a verla, no sigas leyendo-.

Estómago es una deliciosa coproducción italo/brasileña dirigida por Marcos Jorge que cuenta las peripecias de un ingenuo chaval de pueblo que llega a la ciudad sin nada, se hace cocinero y acaba en la cárcel. Desde el principio está hecha sobre continuos flashbacks que narran sus peripecias en la ciudad y sus peripecias en el trullo, donde se gana el respeto de sus compañeros de celda a base de romero y tomillo.

Como todas mis películas favoritas, encierra una dosis de surrealismo macabro introducido de manera tan sutil y bondadosa que uno no se da cuenta. Así deberían ser las comedias. Afortunadamente nada artificiosa pese a lo dramático de la historia, no busca en ningún momento la emoción fácil, casi que me atrevería a decir que no busca la emoción, sino el entretenimiento, y la sonrisa (casi) constante. De los personajes no sobra ni falta ninguno, todos están genial y brillantemente interpretados. El guión es divertidísimo y va a más. La gastronomía está presente en todo momento y, como bien dice el cartel, el sexo y el poder tambien lo están. No hay nada podrido en esta película, todo está buenísimo. Genial la escena del carpaccio y del vino italiano.

Podría haber caído en manos de Roberto Begnini -habría echado aceite para cocer la pasta y la habría pifiado con su afán de protagonismo-, y tambien podría ser propia de algún primo de Tarantino: los flashbacks son tan inteligentes, sobretodo según se va llegando al desenlace, como los de Pulp Fiction, ¡por lo menos!.

La más aplaudida hasta ahora, le doy un 10.

100% Recomendada.

martes, 28 de octubre de 2008

Una Cierta Verdad & Flame y Citron



¡Notable mañana de cine en la Seminci!.

Para empezar, Una Cierta Verdad, de Abel García Roure, un documental sobre la psicosis que nos muestra el estado actual de la psiquiatría pero, sobretodo, deja hablar a los locos durante más de dos horas y logra humanizar una clase de enfermos mentales sobre los cuales existen muchos prejuicios.

Sobresale uno de ellos, que, tras haber dejado voluntariamente la medicación, recibe las visitas de un asistente social que intenta que vuelva al hospital. El paciente reclama su derecho a vivir sin drogas en un mundo, su mundo, donde el hierro y otros elementos tienen lenguaje propio e incluso alfabeto y donde los cerebros tienen radio.

No estoy muy seguro de que a la gente le haya gustado, desde luego no veo esta película en las salas comerciales. Fue aplaudidilla.

Y despues de 136 minutos de locuras cuerdas (que se hacen largos, no digo que no) y media hora para tomar un café y comer algo, otra historia sobre la segunda guerra mundial que duraba otros 130 minutos.

¡Cuento el final!

Flame y Citron, película danesa dirigida por Ole Christian Madsen, cuenta la historia real de dos amigos que forman parte de la resistencia danesa en la segunda guerra mundial. Se pone interesante enseguida y resulta muy entretenida. Retrata un mundo muy truculento lleno de agentes dobles con gabardina que fuman sin parar donde enamorarse siempre es un grave problema. O sea, cine de gángters del de toda la vida, el tipo de película que me apetece volver a ver para atar todos los cabos. Al final los dos guaperas terminan por convertirse en los héroes de la resistencia, y aunque un poco entre Rambo y un poco Scarface, les queda todo muy bien.

Esta película sí que fue más aplaudida. Tiene toda la pinta de estrenarse en las salas e incluso de optar por el Oscar a mejor película de habla no inglesa. Por cierto, que jodido parece el danés.

lunes, 27 de octubre de 2008

Más tarde comprenderás & Cerezos en Flor

Qué difícil es hacer una buena película sobre gente imperfecta a la que no le pasa nada extraordinario, ¿verdad?. Sobre las miserias cotidianas. Supongo que es casi imposible.

Despues de (sólo) cinco películas vistas de la Seminci, ya voy teniendo algunas preguntas a las que iré dando respuesta. ¿Veré alguna película donde no muera nadie? ¿Veré alguna película que, por hache o por be, no tire de efectismo?. Excepto Retorno a Hansala, que me parece tan apropiada, las demás son bastante pretenciosas. Cada una a su manera. En todas coexiste el misticismo, la tragedia. ¿Se necesita todo este artificio para hacer una buena película?.

Me ha gustado el corto neozelandés Cuidado con ese Hacha, que dura 2 minutos y, curiosamente, ha sido, en cuanto a calidad-precio lo más aplaudido del festival -que yo haya visto-. Cuando ví el título y la duración me esperé lo peor. Resultó ser simplón, directo, facilón, y con un final muy gracioso. Efectista también, pero mucho más mundano.

En favor de las películas, diré que todas están muy bien hechas, que en ninguna salen Juanjo Puigcorbé ni Jorge Sanz, ni María Barranco ni Antonio Banderas (please). Los actores, todos, están genial (incluso Botto). La fotografía siempre es bonita y las cámaras deben costar un pastón. La música tambien es por lo general muy bonita.


Advertencia: Si vas a ver estas pelis, no leas más, porque pienso contar el final.


Más tarde comprenderás, primera película del día, francesa, dirigida por Amos Gitai, trata la memoria histórica de la ocupación nazi y las consecuentes salvajadas efectuadas contra los judíos.

Me pareció básicamente un rollo. A ver si me explico: Un parisino, educado en el catolicismo pero de ascendencia judía, trata de investigar la historia -que por otra parte ya conoce- de sus abuelos, que fueron trasladados a un campo de concentración. Su madre, una mujer muy suave, que parece un poco ida pero en paz con el mundo, se negará a ahondar en el tema y,... y ya no me acuerdo de que más pasa.

Casi al final de la peli y antes de morir, la madre romperá su silencio y entregará la estrella de David a uno de sus nietos, que no entenderá nada. Cuando muere la señora llega el rabino a la casa y organiza el duelo judío, el parisino vende las pertenencias de su difunta madre y recibe por parte de unas funcionarias una cuantificación de los perjucios producidos por los nazis. Y él se queda mirando por la ventana la torre Eiffel. Fin.

Lo mejor, sin duda, Jeanne Moreau, que lo borda, y la música. Lo peor, que no me dijo nada.

Película aplaudida (sólo) por mi madre, a la que le ha encantado. ¡Qué envidia!


La segunda: Cerezos en Flor, es alemana, y está dirigida por Doris Dörrie. Su comienzo es muy prometedor, y luego no tiene ni pies ni cabeza en mi opinión y en ocasiones roza el mal gusto.

La película presenta una simpática pareja de alemanes ya entrada en años que vive en las montañas. La mujer descubre que el marido tiene una grave enfermedad y se lo oculta, tras lo cual le convence para ir a Berlín a ver a sus hijos, a los que no ven muy a menudo, y a los que tambien oculta la verdad. Así se va descubriendo la bonita relación de amor que ambos mantienen, marcada sin que él lo sepa por la inmediatez que su enfermedad confiere a los acontecimientos. Ella ha renunciado a algunos sueños por él, él lo sabe, pero su amor vale más que todos esos sueños. Este relato es muy bonito y me gusta cómo están reflejadas las relaciones entre padres y entre padres e hijos: el costumbrismo del padre, que es un poco cascarrabias pero de trato muy amable, el idealismo de la madre, que es la única que sabe la verdad, y la necedad de los hijos, que se creen muy listos y son un tanto ignorantes.

Pero quien muere repentinamente es la mujer -los hijos ni siquiera van al entierro-. A partir de aquí no me parece creíble. El hombre decide irse a Tokio, donde vive el tercero de sus hijos, -que es igualito que Michael Schumacher- y así cumplir uno de los sueños de su mujer: ir a Japón, de donde es originaria un tipo de danza tipo mimo que le gustaba mucho. El hijo, de nombre Karl, acoge de mala gana a su padre y le deja tirado la mayor parte del tiempo. Parte del duelo del padre es bonito, se viste por ejemplo con la ropa de ella porque no entiende dónde está (ella). ¿Pero por qué hecer ese duelo en Japón..? Su hijo pasa de él, y en una ocasión el padre se emborracha y acaba yéndose de putas (¿?¿¿?¿?), episodio de gusto dudoso que no pega ni con cola y da mucha pena. El tal Karl, en otra ocasión, se emborracha muchísimo y se pone a insultar gravemente a su padre, ante lo cual éste no dice nada y continua vivendo en su casa. Esto tambien me dió rabia. No había necesidad de aguantar algo tan desagradable.

Finalmente, y con la ayuda de una simpática bailarina de buhto (la danza) de 18 años que vive en un parque, el hombre hará realidad otro de los sueños de su mujer: visitar el monte Fiji. Una vez visto el monte, aflorará su enfermedad y morirá en paz tras una apocalíptica escena en la que, frente al monte, baila con su mujer. Ah! Y casi se me olvida. De postre tenemos la escena de la incineración con el esqueleto medio quemado que tambien me pareció prescindible y no a lugar.

Cuando en una película siento rabia es que me está gustando y de repente pierde credibilidad. Ya les he cogido cariño a los personajes. No es demasiado creíble según se presentan los personajes que el padre vaya a llevar una vida como la que lleva en Japón. Mucho más creíble habría sido que, aún roto por la ausencia y visto el desprecio de su propio hijo, hubiese continuado con su vida en las montañas.

domingo, 26 de octubre de 2008

The Lemonheads en Valladolid


El sábado por la noche fuimos Kike y yo a ver a los Lemonheads y a descubrir que Evan Dando no se ha cambiado de ropa desde los tiempos de grunge. Apareció en escena de esta guisa que se observa en las fotos. Camiseta (con agujero) de Iron Maiden, vaqueros rotos al más puro estilo Seattle de toda la vida y zapatillas Converse.

El lugar del concierto, el Teatro Cervantes, es un teatro pequeñito, más pequeño que el salón de actos de un colegio, y la gente esperaba tranquilamente sentada en sus asientos. Yo creo que, al igual que yo, nadie se esperaba gran cosa. Kike y yo, que teníamos la fila 3 -estábamos al ladito del escenario- mantuvimos la mítica conversación: Si pudieses elegir, ¿a quién te gustaría ver aquí esta noche?. Kike dijo The Cure o Radiohead, y yo estuve de acuerdo, aunque tambien se me ocurrían otros grupos como Sonic Youth o Red House Painters (o incluso Sr. Chinarro, que es mi ídolo). Somos, cada uno a nuestra manera, bastante predecibles supongo. Tres escaleritas y un par de metros nos separaban del escenario.

Cuando salió Mr. Dando, caminando un poco torpe y encorvado, la gente aplaudió con bastante moderación, algunos grititos incluidos y el bajista, muy sonriente él, dijo "you guys seem very relaxed". Evan se presentó y dijo, con una alegría evidente, que era el último show de la gira, y empezaron a tocar My Drug Buddy. Me sorprendió que el tipo chapurrea español, con un "qué pasa con los seats? ¿cómo se dice seat? ¿Qué pasa con los asientos?" incluido antes de tocar Style.


Yo había perdido de vista a Lemonheads hace años, no tenía ni idea de que iban a sacar disco, pero un concierto así en Valladolid no podía perdérmelo. Una vez comprada la entrada había buscado vídeos en YouTube de su gira actual y me habían horrorizado. Salía Evan Dando desafinando un montón, él sólo con una guitarra que parecía desafinada, un desastre, vamos. Y claro, fui al concierto esperándome lo peor. Unos tipos acabadísimos. Pero como suele pasar en esas ocasiones, no estuvo tan mal. La guitarra estaba afinada y Evan Dando sólo desafinó a veces. ¡Un triunfo, vamos!.

Y los Lemonheads dieron el concierto más amateur que recuerdo haber visto nunca. Más amateur que el cantautor del barrio que toca de vez en cuando en el bar de abajo. Despues de My Drug Buddy, Evan se acercó al bajista y le preguntó: "what you wanna play?", y el bajista le dijo el nombre de una canción, se descojonaron y se pusieron a tocar otra vez. Ni setlist ni leches. ¡Si llega a salir Fran Nixon de Australian Blonde el teatro se cae!

Cayeron muchos clásicos, pero tambien se dejaron muchos en el tintero. No sonó Mrs. Robinson, ni It´s About time, ni I´ll do it anyway, pero sí sonaron It´s a Shame about Ray, Into your Arms, My drug buddy, Big Gay Heart, Down about it, Style y algunas otras que conocía pero no por el nombre. Tocaron sólo hora y veinte, y se fueron sin más. Incluyendo el rato "de relleno" que Evan Dando se quedó sólo en el escenario y, cual cantautor pesao, tocó lo que le dió la gana enlazando caniones, pasando un poco de todo.



Creo que al final se lo pasaron medianamente bien, casi tan bien como tres adolescentes que ensayan en un local cancioncillas sin pretensiones. Aunque mejor me lo pasé yo, que no paré de hacerles fotos y grabarles vídeos con mi mierda de cámara (los enlaces son a vídeos que aunque son malos pues molan).

Y no dieron más de sí, porque no se podía dar más de sí en un plan tan amateur. No hubo excesiva conexión con el público y más que un grupo mítico parecían, como digo, unos adolescentes tímidos tocándose unas cancioncillas en las fiestas del colegio. Y eso, por encima del sonido, la entrega y las canciones, fue con diferencia lo que más moló del concierto.

La Mujer del Anaquista & Retorno a Hansala

Hoy domingo por la mañana he visto dos películas de la sección oficial de la Seminci.

La primera, una coproducción alemana, francesa y española sobre la guerra civil con Juan Diego Botto haciendo de anarquista y María Valverde haciendo de su mujer: La Mujer del Anarquista. Se hace larga, un poco tostón, de esas películas pretenciosas que parece que terminan dos o tres veces y siguen liándose, que parece que quieran ser perfectas y acaban por aburrir. Al final el círculo que abre se cierra, pero despues de liar demasiado la madeja.

Más que contar las penurias de la guerra -que por supuesto están presentes- cuenta las penurias de la protagonista, que lleva en su amor por el anarquista desaparecido en batalla un idealismo enfermizo que no logra convencer. Muy de película. Lo más interesante, el desarrollo del personaje de la hija, que es la más lista de la historia y lo peor, el ritmo, lento, y que seguramente esta peli se llevaría más de un Goya. Estas pretenciosidades gustan bastante en España. Por cierto, que Juan Diego Botto actúa muy bien. Sorpresa.
Película acogida con total indiferencia en la sala.

La segunda peli en cuestión, Retorno a Hansala, de Chus Gutiérrez, trata el tema de la inmigración y más en concreto de las pateras que llegan de Marruecos. Es lo que tienen los festivales de cine. ¿Que no has tenido bastante con el culebrón de la guerra civil?. Pues espérate. Justo antes de entrar a la sala leí en el periódico que era una película tristísima. Con esa idea entré de nuevo en el cine. Un poco rallado, porque yo no voy al cine a sufrir, a pasarlo mal. Pero a mí, increíblemente, me pareció casi una comedia.

Una "comedia" cuyo punto de partida no tiene ninguna gracia: un hombre -que se está separando porque su mujer se tira a otro-, tiene una funeraria -que amenazan con embargarle- y sus principales clientes son los cadáveres que llegan a las playas de Algeciras. Los acontecimientos se suceden y tiene que viajar a Marruecos con una marroquí que, por 3.000 euros, quiere repatriar a un hermano suyo que ha muerto en una patera. Un drama social con algo de road movie que comienza tan solemne que uno se espera lo peor: todos los ingredientes está presentes, los muertos, el dolor,... Pero la manera en la que el protagonista reacciona al choque cultural que supone el viaje es genial, y algunas líneas del guión, dentro siempre del dramatismo social, parecen escritas por Joaquín Reyes. Me parece un gran logro que esto no empañe la exposición y el dramatismo de la historia. Los títulos de crédito, eso sí, se encargan de dejarte destrozado. Por si acaso te habías reído. Cifras y titulares de lo que es la realidad de las pateras que aperecen y desaparacen.

Una película muy recomendable si uno tiene paciencia y los huevos suficientes.
Película bastante aplaudida.

sábado, 25 de octubre de 2008

Captain Abu Raed


¿Es Chanquete? Sí, es el Chanquete de Jordania, Abu Raed, protagonista de la bonita película inaugural de la SEMINCI, que comienza con cierta polémica. El director novel de la cinta, el jordano afincado en EEUU Amin Matalqa, presentó su película como la primera producción jordana en cinco décadas, y así lo descataban los medios de comunicación. Qué raro, pensé yo. Un vistazo a las reseñas en IMDB y me encuentro con algunos comentarios que acusan al director de querer darse promoción con una afirmación que, según ellos (y la wikipedia), es falsa. No hay muchas películas jordanas pero parece que haberlas, haylas.

Y esta supuesta avaricia contrasta totalmente con los valores que plantea la película. Aunque al principio parece una sencilla historia costumbrista en plan Verano Azul, con un anciano y unos niños a los que éste entretiene inventándose historias, la película va convirtiéndose poco a poco en un drama social acerca de los problemas de las familias del barrio vistos a través de los niños -conflictos ante los cuales el anciano tendrá que mediar- y, ya en el desenlace, la historia se centra en una de las familias y en el problema de los malos tratos. Afortunadamente este giro tan crudo se produce muy al final y la película es muy entretenida, y casi diría que predominan la estupenda fotografía y los toques humorísticos ante el realismo cruel que termina dictaminando los destinos del protagonista.

En el pase, a las 12:30 en el cine Manhattan, no faltaron los habituales toques de humor de la organización: una vez empezada la peli se pudo ver proyectado en la pantalla el escritorio del windows durante unos segundos mientras se intentaban fijar los subtítulos. Esta chapuza produjo en el público asistente risas histriónicas y aplausos.

La peli fue aplaudida con moderación.

martes, 21 de octubre de 2008

15 años de Katy Song




El título del post es sólo una excusa: Desde que dije que Mark Kozelek parecía colocado de tranquilizantes y desesperado por echar un polvo, me siento mal. Y a raiz de esto he vuelto a escuchar a Red House Painters, grupo que el Sr. Kozelek lideraba en los 90 y que me obsesionó durante tanto tiempo. La palabra kozelek se convirtió en la contraseña de mi correo, mi nombre en algunos foros. He recordado tambien el día, en 2001, que los ví tocar por primera vez, sentado en una esquina del patio de butacas del Shepherd´s Bush Empire. De la emoción de las horas previas, del viaje en metro, del concierto, del viaje de vuelta en autobús. Horas que nunca olvidaré. He buscado la entrada de aquel concierto por todas partes, en algún lado está. Quería hacerle una foto y ponerla aquí, pero sólo he encontrado una entrada exactamente igual que pone "Stephen Malkmus".

Cierto es que en estos tiempos aprecio más la naturalidad que el rollo obsesivo, oscuro y siniestro que emana de la música y las letras de Red House Painters. Aprecio más a Lambchop, como decía el otro día, o quizás debería decir escucho más a Lambchop simplemente. Pero no siempre fue así.

Y es que Red House Painters representan el desamor obsesivo cantado por quien deja, no por quien es dejado. Ese desamor que, cuando no se puede explicar, es un vacío mucho más doloroso que el amor. Es la impotencia de no poder hacer nada y la imposibilidad de continuar.

Y esto es Katy Song, canción que estaba en el disco homónimo por todos conocido como "el de la montaña rusa". Dedicada a la novia de Kozelek durante 4 años a la que él dejó, la letra es un agónico y sentido adios:
"...but there in the clearing I
know you'll be wearing your
young aching smile and
waving your hand
Can't go with my heart when I can't feel what's in it...
...
...from my fingers to your bitter face
that I can't heal
I know tomorrow you will be somewhere in london living with someone
you've got some kind of family there to turn to
and that's more than I could ever give you..."

Recuerdo perfectamente la primera vez que escuché Katy Song. Estaba en cuarto de carrera. Lo que tanto me fascinó no fue la letra, que no entendí, sino aquellas suaves guitarras, disonantes, lentas y melancólicas. Aquel bajo que de repente hacía notas raras dentro de una estructura tan sencilla. Aquella batería limpia, tan americana. Y aquella voz tan solemne. Era algo totalmente nuevo. La disonancia, que entonces para mí era el verdadero virtuosismo, por fin era elegante y tenía armonía.

Aún siendo una de mis canciones favoritas, Katy Song no es mi canción favorita de Red House Painters, pero es la más significativa. De paso, tambien es una de las canciones más bonitas jamás escrita.

sábado, 11 de octubre de 2008

Esto sí que tiene coña



No puedo resistirme a hacer una entrada sobre la GENIAL declaración a micrófono cerrado-abierto de Mariano Rajoy acerca de sus planes para mañana: el desfile por el día de la Hispanidad. Cómo me gusta este tema de los micrófonos cerrados-abiertos. Con este invento podemos descubrir de una vez por todas quién tiene sentido del humor y quién no.

Mariano Rajoy: "Mañana tengo el coñazo del desfile... en fin, un plan apasionante".

Esto es sentido del humor. Que el jefe de PP tilde el desfile sarcásticamente como "un plan apasionante" me parece muy gracioso. El tema es portada en Público.es, que hace la pataleta comparando la cuña con un discurso suyo el año pasado invitando a todos a participar con orgullo en el día de la Hispanidad. Una cosa es que Rajoy represente su papel e invite a la hispanidad del 12 de Octubre y otra que a título personal le parezca un coñazo el desfile (que no el día). Un cero para Público, demagogia barata y poca imaginación. ¿No hay asuntos más interesantes que poner en portada?.

Y, para terminar con el rollo del 12 de Octubre, una lista de canciones para escuchar ese día que ha hecho george_best y que sale en Soitu. Lo más divertido, este extracto de la canción de los Pogues: “Now he has won chochona in the bingo / All the town has watched this crazy gringo”.

1. Gorky’s Zygotic Mynci: Spanish dance troupe’
2. Galaxie 500: King of Spain
3. Aztec Camera: ‘Spanish horses’
4. Elvis Presley: ‘Never been to Spain
5. The Doors: ‘Spanish caravan
6. Jimi Hendrix: ‘Spanish castle magic
7. The Clash: ‘Spanish bombs
8. The Stranglers: Spain
9. The Pogues: ‘Fiesta
10. New Pornographers: ‘Sing me Spanish techno
11. Manic Street Preachers: ‘If you tolerate this your children will be next
12. Slowdive: ‘Spanish air
13. Kristin Hersh: ‘Spain
14. The Decemberists: ‘Kingdom of Spain
15. Bob Dylan: ‘Boots of Spanish leather
16. Miles Davis: ‘Spanish key

Spielberg y Lucas violan a Indy





Trey Parker y Matt Stone, creadores de South Park, han dejado claro lo mala que les parece la última peli de Indiana Jones en el último episodio de la serie, donde Lucas y Spielberg violan a Indy; en la misma película, repetidas ocasiones y diferentes escenarios. O sea, con mucha sorna.
En los USA se ha creado mucha polémica según parece, aunque de repente parece que nadie hubiese visto antes South Park.

El episodio, que se puede ver aquí, es malísimo, por cierto, de los peores que recuerdo, pero mola que hayan cargado contra el nulo respeto que Lucas y Spielberg han mostrado por un personaje tan mítico del cine de aventuras como Indiana Jones al hacer una cuarta entrega tan lamentable.

lunes, 29 de septiembre de 2008

The Marzipan Man + Gentle Music Men




Como primer concierto invisible de la temporada, y cortesía de Laika, disfrutamos el viernes en el Café Teatro de la actuación de un tercio de Gentle Music Men y de The Marzipan Man al completo, grupos a los que no conocía. A pesar de los gilipollas que no paraban de hablar e incluso gritar cerca de la barra, los conciertos estuvieron bien y lo pasamos guay.
Los conciertos invisibles son bien anunciados en el blog de Laika, donde se dice día, hora y lugar pero no quién toca. La pista-reclamo esta vez era que ambos artistas habían tocado en el FIB, pero que no serían ni Leonard Cohen (vaya pista) ni Mika (menos mal).
El año pasado ví tocar a Sr. Chinarro a un escaso metro de mí y siempre lo recordaré.
Gentle Music Men se dejaron en casa a cuatro de sus componentes porque no cabrían todos en el escenario y ofrecieron un concierto acústico. Sin violines, arreglos ni más percusión que las palmas del público, se presentaron como dúo haciendo una versión de Neil Young, otra de Big Star y otra de Wilco y presentando su disco, of course. Estuvieron entretenidos la mayoría del tiempo y un poquillo monótonos en algunas canciones, la verdad. Demasiado amables.
The Marzipan Man (el hombre de mazapán) fueron otra cosa, presentando su disco sobre animales que viven dentro de personas y personas que viven dentro de animales. Aún sin improvisar ninguna canción acerca del caballito de mar que preside el escenario, de entre sus personajes me agradaron las aventuras del gato Buddy, el zorro Billy y otros, como un lobo y unas ovejitas. En cuanto a la música, llevaron un contrabajo, un arpa, una melódica, teclados, armónica, una batería desmontada y una bonita guitarra que sonaba muy bien. Todo ello para tocar un folk-pop psicodélico bastante original y muy disfrutable.
Compré ambos discos y he estado documentándome un poco. Parece que Gentle Music Men han ganado el concurso de maquetas del FIB (poco nivel este año... cero originalidad - sorry guys), y The Marzipan Man es el proyecto del líder de Satellites, grupo de Mallorca que me suena del indie patrio -¿me sonará por aquel chaval, Ruspell, con quién compartí tardes y tardes de música?- El disco está bastante bien, me gusta cómo canta Jordi y las letras son bonitas, los cuentos sobre animales me cautivaron, claro.

viernes, 26 de septiembre de 2008

Me han jodido la noche

Estaba yo hace dos minutos tan contento yéndome a la cama. Tenía pensado ver un par de capítulos de Family Guy, o escuchar algún podcast de La Noche de los Detectives, qué sé yo, cosas que me gustan y me distraen antes de dormir. Cuando de repente...
La tele estaba puesta con las noticias. Dicen que Zapatero ha tenido un día muy atareado en NY (cosa que ya, me indigna que cuenten así, literal), y dicen que no sólo se ha reunido con líderes políticos, sino también sociales. ¡Y es que resulta que se ha "reunido" con BONO!. Sí sí, el de U2.
Y veo que sale Bono con una pinta de Paul Gascoigne horrible, que parece que está de empalmada, y se pone a hacer el gandul ante las cámaras de TVE imitando que juega al soccer -¡pero gilipollas si eres irlandés qué cojones soccer, que si dices fútbol nadie va a pensar en el gaellic ese que llamais fútbol en Irlanda!-, y, acto seguido, veo que sale ZP y le saluda y pone cara de "me estoy enterando de todo lo que estás diciendo y me está pareciendo guay". Y ahí queda. Todo esto, en la 2. Qué fuerte.
Veo que la noticia ya ha sido comentada en algunos medios.... pero desafortunadamente no encuentro ninguna foto. La encontraré. La pinta del Bono asusta. Y su actitud ya ni os digo.

Encontrada. Mejor reúnete con Joaquín Reyes, hombre, no jodas.

martes, 23 de septiembre de 2008

A Thom le gustaría ponerse la gorra de Kurt Wagner



¿Qué tendrán estos grupos americanos que suenan tan bien?. Allá por los tiempos del grunge se citaba a Smashing Pumpkins como grupo que sonaba bien, que estaba bien producido. ¿En qué estaríamos pensando?. Si hablásemos de aquellos tiempos ruidosos pensaría inevitablemente en Steve Albini y Surfer Rosa de Pixies, o en Butch Vig y Dirty de Sonic Youth apurando ya mucho, pero Smashing Pumpkins sonaban como una puta mierda. Es lo que tiene la adolescencia y, como dice mi madre, el rock duro. Antagonismo puro, Lambchop, desde Nashville, sí que suenan bien. Suenan a gloria, a membrillo con queso, a felicidad.

Lambchop es uno de esos grupos que hacen canciones como churros, como Sr. Chinarro, y también uno de esos grupos que, como Sr. Chinarro, son sólo una persona, una voz de cuya incontinencia creativa se nutren afortunados músicos que visten canciones a gusto del jefe. Una voz de la que su propietario dijo que hace tiempo fue arruinada por el tabaco. Más bien al contrario. Y seguro que él está de acuerdo. Como canta en About my lighter, "and I am standing next to you, you can borrow my lighter, (...) Try not to worry about my lighter".

Los descubrí tarde, ya llevaban unos cuantos discos. Cuando Nixon (2000) ya cogía polvo en casa de algún amigo que lo tenía gracias a los inefables del Rockdelux, que lo regalaba aquel año con la suscripción. Sólo conocía Grumpus, el single, la "famosa". Nunca he tenido los oídos demasiado abiertos, aún siendo un enfermo de la música. Aquel Grumpus, en mi humilde opinión, no le llega a la suela del zapato a cualquiera de los temas de Aw Cmon o No you cmon (2004), los dos discos que sacaron a la vez y que supusieron mi gran descubrimiento. Si acaso, de Nixon, Up with people, que podría ser una de las mejores en cualquiera de sus discos.

Una vez leí que cierto pianista español quedó tan impresionado al escuchar la cara A del Kind of Blue de Miles Davis que durante semanas no se atrevió a poner la cara B, por si le decepcionaba, o qué sé yo por qué. Aún no he escuchado ni la mitad de la extensa obra de Lambchop, y pasa que creo que me decepcionará. Nada puede ser más redondo que esos dos discos del 2004. Por eso no le hice demasiado caso a Damaged (2006): aún le quedaban demasiadas escuchas a los Cmon.

Su último disco, titulado OH (Ohio) es una colección de 11 maravillosas canciones difíciles de catalogar pero de suave y fácil escucha. El jefe, Kurt Wagner, escribe música americana, alt-country lo llaman algunos. Como Mark Kozelek, pero sin parecer colocado de tranquilizantes ni desesperado por echar un polvo. Sus músicos se mueven entre el jazz (Ohio), el soul (I believe in you, A hold of you), el pop más exquisito (Slipped, dissolved and loosed, National talk like a pirate day), e incluso el rock americano (Sharing a Gibson with Martin Luther King Jr.). Los arreglos de guitarra suenan, misteriosamente, entre el clasicismo y la originalidad (A Hold of You, estructura a lo Aretha Franklin y ese aullidito de guitarra, un par de veces imperceptible ..) y, esta vez, las omnipresentes cuerdas de Aw Cmon y No you cmon dan paso al viento (genial arreglo en Of Raymond, muy Bacharach), y hacen que todo parezca tan natural que da hasta rabia. La voz de Kurt Wagner suena igual de bien cascada que en el 2004 y, para mi gusto, mucho mejor que en el 2000.

Escucho mucho a Lambchop, y cada vez que lo hago me río de ese jovencito de la barba y la cara de mala leche que lidera Radiohead, mi adorado Thom. Ya sé que nada tiene que ver una propuesta con la otra, (bueno sí, los dos son músicos de talento), pero no puedo evitarlo.

Si no tuvieras una voz tan chillona y no fueses inglés, quizás... y ni aún así. Pero apuesto que te gustaría llevar la gorra de Kurt Wagner.

No es que me caigas mal, Thom, tú lo sabes, sólo compararte con Chris Martin, Bono, y otros personajes de semejante calaña dan ganas de besarte la frente y bendecirte. Es sólo que has tenido una vida difícil, allí en Oxford metiéndote en peleas, y las cosas no te salen tan naturales como a los muchachos de Tennessee: Elvis, Aretha... y Kurt Wagner, el tipo de la gorra.