En mi quiniela creo que pondré un 1.
Hace tiempo que pensé que hay dos grupos de personas entre los amantes de la música. Por un lado está la gente a la que le gustan las canciones, y por otro lado está la gente a la que le gusta la música. Esto para mí lo representan Tortoise y La Casa Azul. Las dos opciones me parecen respetables, o al menos lo intento...
Tortoise, el único supergrupo del mundo, regala por el Youtube este concierto de media hora en el que los músicos se intercambian los instrumentos con gran soltura, hacen electrónica minimalista con dos baterías, varios xilófonos, una melódica, y varios instrumentos de cuerda. Nada está pregrabado, todo es en directo. O sea, más o menos como La Casa Azul.
Este supergrupo de Chicago siempre representará la vanguardia. No la vanguardia en cuanto a tendencias sino en cuanto a música. Lo fue en su día, lo es hoy y lo seguirá siendo. Su música es incatalogable. Lo llamaron post-rock, una horterada que ni siquiera la wikipedia acierta a definir con claridad. Al final es simplemente jazz, pero quizás para llegar a la gran minoría indie hay que llamarlo de alguna manera nueva, original. Al fin y al cabo, esto es sólo música para escuchar, que viene de unos señores que tienen un don. Más o menos como el jambo de la Casa Azul.
Tortoise se convirtió en uno de mis grupos favoritos hace tiempo, pero no es de los grupos que vienen a la cabeza cuando se piensa en "grupos favoritos". En el año 2001 tuve la suerte de verlos tocar con un brasileño loco llamdo Tom Zé en el Barbican Centre en Londres, y salí bastante alucinado. Igual de alucinado salí el otro día de ver a La Casa Azul, aunque por diferentes motivos.