
-Esta vez no cuento el final, aunque lo parezca. Pero si vas a verla, no sigas leyendo-.
Estómago es una deliciosa coproducción italo/brasileña dirigida por Marcos Jorge que cuenta las peripecias de un ingenuo chaval de pueblo que llega a la ciudad sin nada, se hace cocinero y acaba en la cárcel. Desde el principio está hecha sobre continuos flashbacks que narran sus peripecias en la ciudad y sus peripecias en el trullo, donde se gana el respeto de sus compañeros de celda a base de romero y tomillo.
Como todas mis películas favoritas, encierra una dosis de surrealismo macabro introducido de manera tan sutil y bondadosa que uno no se da cuenta. Así deberían ser las comedias. Afortunadamente nada artificiosa pese a lo dramático de la historia, no busca en ningún momento la emoción fácil, casi que me atrevería a decir que no busca la emoción, sino el entretenimiento, y la sonrisa (casi) constante. De los personajes no sobra ni falta ninguno, todos están genial y brillantemente interpretados. El guión es divertidísimo y va a más. La gastronomía está presente en todo momento y, como bien dice el cartel, el sexo y el poder tambien lo están. No hay nada podrido en esta película, todo está buenísimo. Genial la escena del carpaccio y del vino italiano.
Podría haber caído en manos de Roberto Begnini -habría echado aceite para cocer la pasta y la habría pifiado con su afán de protagonismo-, y tambien podría ser propia de algún primo de Tarantino: los flashbacks son tan inteligentes, sobretodo según se va llegando al desenlace, como los de Pulp Fiction, ¡por lo menos!.
La más aplaudida hasta ahora, le doy un 10.
100% Recomendada.
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