lunes, 16 de junio de 2008

La Fiesta Nacional




Me producen una gran fascinación algunas cosas sobre los toros, o mejor dicho, sobre los toreros. Doy por sentado que gente más rara habré conocido (por lo menos dos, un chaval gallego y otro de León), pero aún así me sobrepasa el significado de ser torero. Son, en verdad, como extraterrestres.

Me pregunto, ¿cómo se puede tener una profesión así?. Me resulta imposible imaginarlo. Si sólo hubiese un torero en el mundo estaría declarado oficialmente loco, pero hay más toreros que curas, y esto lo convierte en una vocación. Y en una vocación bastante angustiosa.

¿Por qué, como parece, ha de ser cualidad mayor del toreo la valentía, cuando se trata de un arte?. Y me refiero a la valentía temeraria. ¿No le da eso un punto demasiado siniestro?. Me recuerda, salvando las distancias, al ciclismo. En el ciclismo vale todo, jugarse la vida haciendo esfuerzos sobrehumanos bajo los efectos de drogas peligrosas. Y todo por alcanzar el éxito. Pero el torero es torero siempre (menos los retirados que salen constantemente en el Hola!), mientras que el ciclista al bajarse de la bici se va de fiesta para seguir colocado.

El de la foto, José Tomás, parece ser el nuevo mesías, la gente enloquece por él. La foto es increíble. Lleva el pavo dos semanas que en todas las corridas el toro le coge. Por lo que me cuentan y leo por ahí es un loco de mucho cuidado. ¿Por qué la gente lo venerará tanto?. ¿Cuál será su principal virtud?. Más preguntas sin respuesta, ¿cómo se puede ser la pareja de un torero?.

Recuerdo haber ido a los toros al menos dos veces en mi vida. Una de ellas fui con mi primo, con 16 años o así. Llevábamos una botella de dos litros de calimocho, y fue todo como un poco chapucero. De la otra vez sí que me acuerdo con detalle. Yo era más pequeño, y la plaza era más pequeña, se oía todo, se veía todo muy cerca. Y pasé miedo por los toreros, pasé miedo por mí y me dió mucha pena de los toros. Allí ví en directo lo que hacen los toreros.

La Fiesta Nacional, lejos de ir cediendo como otras tradiciones surrealistas, sigue gozando de gran popularidad. Surrealista es un rato, y da casi tanto miedo como una misa (las misas merecen un post aparte y yo en ellas me siento como haciendo un safari por Kenia). Pero también producen los toros una fascinación y un cierto orgullo por ser una tradición tan peculiar, tan compleja y tan bella. Pero sobretodo, surrealista.

No hay comentarios: